12 de febrero de 2018

AYÚDALE A DESARROLLAR UNA BUENA AUTOESTIMA

Durante la adolescencia los estilos educativos que ejercemos con nuestros hijos deben adaptarse para hacer frente a la creciente necesidad de libertad y flexibilidad que van requiriendo.

Como ya habréis experimentado, son frecuentes las discusiones acerca de temas como la colaboración en las tareas domésticas, los horarios de vuelta a casa, las citas, las calificaciones, el aspecto físico o los hábitos alimenticios.

Estas discrepancias entre padres e hijos son esperables, sin embargo lo realmente importante es ser capaz de resolver dichas diferencias mediante el diálogo, la negociación y el compromiso.

A pesar de que el grupo de iguales es el referente para nuestros jóvenes, la familia supone un factor clave que puede favorecer o dificultar el paso de niño a adulto y el proceso de integración social.

Existen 4 estilos educativos parentales fundamentales a la hora de educar a los hijos. Estos 4 estilos son el resultado de la combinación de dos factores: el nivel de control ejercido y el grado de afecto expresado por los padres.

Resumimos a continuación en qué consisten dichos estilos:

  1. Cuando los padres tienen un estilo autoritario:
  • Muestran poco afecto.
  • Se exige sin razones.
  • Las normas son abundantes y rígidas.
  • Se aplican más castigos que premios.
  • El control se establece desde la coerción verbal, física y las provocaciones.
  • El adulto presenta un escaso control de sus impulsos.
  • No hay diálogo ni negociación. La comunicación es menos efectiva porque no se aprecia el avance madurativo del niño y por tanto no se le hace participe del proceso educativo.

Consecuencias en los hijos:

  • No facilita que el joven aprenda a gestionar sus emociones.
  • Rebeldía por impotencia.
  • Tendencia a ocultar o mentir.
  • Desarrollo de una baja autoestima y escasa autonomía.
  • Comportamientos agresivos y/o sumisos.
  1. Cuando los padres tienen un estilo permisivo:
  • Establecen un control flojo y escaso. Hay pocas normas o no se aplican.
  • Se conceden todos los caprichos o deseos del hijo.
  • Se premia excesivamente al hijo mientras que el castigo no tiene lugar.
  • No esperan ni demandan un comportamiento más maduro de su hijo por lo que justifican o perdonan todos los errores.
  • La implicación de los padres en la educación de sus hijos es muy baja.
  • Su estilo comunicativo es escaso. Tienden a evitar los problemas dejándolos a un lado.

Consecuencias en los hijos:

  • Son más dependientes.
  • Son más impulsivos, tienen poca capacidad de autocontrol.
  • Presentan baja tolerancia a la frustración.
  • Son inseguros.
  • Muestran comportamientos egoístas.
  1. Cuando los padres tienen un estilo negligente:
  • No establecen normas o no las aplican.
  • Los horarios y rutinas son demasiado laxos e inconsistentes.
  • Tienden a evitar los conflictos permitiendo que el niño haga lo que desea.
  • Delegan en otras personas la educación del hijo.
  • Ni premian ni castigan a sus hijos. Impera la apatía y el desinterés.
  • Los padres no actúan como modelos de referencia.

Consecuencias en los hijos:

  • Desarrollan una autoestima baja, son inseguros y maleables.
  • Presentan escasa capacidad de autocontrol.
  • Tienen un rendimiento escolar pobre por no esforzarse.
  • Muestran baja tolerancia a la frustración.
  • Suelen ser inestables emocionalmente.
  1. Cuando los padres tienen un estilo democrático:
  • Prestan atención a las necesidades y preguntas de su hijo.
  • Muestran afecto y apoyo.
  • Establecen normas claras y adecuadas.
  • Hacen un uso razonable de premios y castigos.
  • Mantienen cierto control empleando por ejemplo el razonamiento.
  • Mantienen cierto nivel de exigencia.
  • Estimulan la autonomía y la independencia.
  • Fomentan el diálogo y la negociación

Consecuencias en los hijos:

  • Desarrollan seguridad en sí mismos y por tanto muestran curiosidad e interés hacia situaciones nuevas.
  • Tienen buen sentido de la responsabilidad.
  • Poseen mayor capacidad para tomar decisiones y resolver conflictos.
  • Presentan mayor autocontrol.
  • Tienen mayores habilidades sociales.

Como veis, el estilo educativo que mejor prepara a nuestros hijos para el desarrollo de una buena autoestima es el democrático (también llamado asertivo).

Para ejercer un estilo democrático hay que conocer las habilidades parentales que permiten el desarrollo de una buena comunicación, estrategias de resolución de problemas, establecimiento de límites, premios y castigos, etc.

Si quieres saber más sobre pautas educativas que fomenten este estilo no te pierdas nuestros post sobre:

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