22 de octubre de 2018

¿CÓMO DETECTAR SI UN ALUMNO HA CONSUMIDO DROGAS CUANDO ESTÁ EN CLASE?

La adolescencia es la etapa por excelencia donde la mayoría de los jóvenes empiezan a querer probar nuevas cosas, descubrir nuevas sensaciones y saltar la línea de las prohibiciones.

Es bien sabido que actualmente la edad de inicio de consumo de drogas ha bajado. La mayoría de los jóvenes entre 13 y 14 años prueban o empiezan a consumir frecuentemente alcohol, tabaco y/o cannabis. Siendo el alcohol la droga más consumida, y preocupando especialmente el “bringe drinking” o consumo de atracón de alcohol, que lleva a muchos jóvenes a tener que acudir a urgencias hospitalarias.

Hay que tener en cuenta que son muchos los motivos que puede empujar a un joven a empezar a consumir: la presión social (“los populares hacen cosas arriesgadas y de mayores”, es más fácil encajar imitando conductas o sometiéndose a la presión del grupo), socializar (muchos jóvenes tienen el concepto de que todas las drogas desinhiben) y manejar las emociones (muchos chavales usan las drogas como una vía de escape ante sus problemas escolares, familiares…).

Por ello es importante conocer cómo están nuestros alumnos a nivel emocional, observar si están ajustados a nivel social y dar herramientas para que aprendan a decidir por ellos mismos y sepan decir NO cuando algo no es bueno para ellos.

Hoy queremos daros unas pistas sobre los signos de detección de consumo. Es verdad que durante el periodo lectivo no es muy frecuente que los jóvenes estén bajo los efectos del alcohol, pero cada vez se está incrementando más en los colegios e institutos el número de chicos que en los tiempos de patio consumen tabaco y cannabis.

Los aspectos que se pueden observar en los jóvenes que consumen distintos tipos de tóxicos se podrían dividir en dos categorías, síntomas físicos y emocionales.

A nivel físico destacan:

  • Presentar los ojos enrojecidos y pupilas muy dilatadas o muy pequeñas
  • Tos permanente
  • Olor corporal y aliento inusual (droga consumida)
  • Hablar muy rápido, no ser capaz de vocalizar o no poder generar un discurso lógico.
  • Aletargamiento o cansancio agudo (observar que el alumno está tumbado en la mesa, se le cierran los ojos, etc.) o hiperactividad
  • Marcha inestable
  • Muestra descuido en el aseo personal

A nivel psicológico:

  • Cambios bruscos de humor asociados a una fuerte inestabilidad emocional
  • No participar en tareas habituales o no entrega repetida de deberes
  • Bajada del rendimiento escolar
  • Baja autoestima

Si observas que uno de tus alumnos presenta varios de estos signos, sería importante observar si estas señales se mantienen y en caso positivo, comunicar a la familia la situación y bajo la orientación de un especialista abordar la situación con el joven.

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