20 de mayo de 2019
¿CÓMO FOMENTAR UNA BUENA RELACIÓN ENTRE HERMANOS?
Suele decirse que no hay mayor regalo que un hermano, pero muchas veces la convivencia familiar se ve duramente afectada por las desavenencias entre hermanos. Son muchos los padres que se encuentran altamente desgastados por las continuas peleas, discusiones tontas, malas caras y bromitas entre sus hijos.
Esto no significa que desde pequeños no haya hermanos que se quieran y cuiden, pero normalmente la envidia, los celos, las comparaciones… hacen mella en la relación de hermanos y esto suele generar conflictos interminables. Esto es especialmente común cuando los hermanos son gemelos o mellizos, pues la relación que se forma entre ellos es muy especial y muy intensa, para bien y para mal.
Es normal que los hermanos discutan ya que tienen que encontrar su lugar en la familia, mostrar su personalidad, hacer valer sus derechos y defenderse de las injusticias. El problema surge cuando las peleas son continuadas y afectan a la dinámica familiar, cuando empiezan a manifestarse en forma de agresiones físicas o son verbalmente muy ofensivas o cuando la relación de hermanos se enquista de tal forma que pareciera que ni se quieren.
La buena noticia es que como padres podemos favorecer que nuestros hijos se lleven mejor entre ellos. Os dejamos algunos consejos que os pueden ser útiles:
- No educar de la misma forma a todos los hijos. Poner las mismas obligaciones, las mismas exigencias, los mismos límites, las mismas formas de corregir las conductas desajustadas…. no suele ser una buena idea. Cada hijo es una persona distinta y por tanto la educación se tiene que adaptar a sus necesidades. Es importante romper con las comparaciones y que desde pequeños entiendan que no se les va a pedir lo mismo siempre, que a cada hermano se le exigirá y ayudará a crecer en lo que más necesite.
- No comparar. Relacionado con lo que comentábamos antes, es importante no hacer verbalizaciones sobre las diferencias entre unos hijos y otros. Muchas veces como padres queremos que nuestros hijos mejoren y tomen como modelo a uno de sus hermanos, el problema es que esto solo suele generar envidias y baja autoestima. Por tanto, no uses frases como “mira que buenas notas ha sacado tu hermano, a ver si sigues su ejemplo” o “con lo responsable que es tu hermana, no se te ha pegado nada de ella”, etc.
- Dedica tiempo a cada uno de tus hijos. Parece algo obvio, pero muchas veces podemos caer en volcarnos mucho más en unos que en otros. Esto no significa que el reparto de tiempo tenga que ser equitativo, pero sí es bueno que haya un tiempo de calidad con cada uno.
- Respetar la individualidad de cada uno. Normalmente cuando más tiempo se pasa con una persona más probable que los conflictos aumenten. Es bueno que nuestros hijos sientan que tienen sus propios espacios (su propio grupo de amigos, sus actividades extra-escolares…). Por ello, al igual que se recomienda separar a los hermanos cuando van al mismo curso escolar, es adecuado que ellos mismos decidan otros espacios que quieren que sean solo para ellos.
- Eliminar las faltas de respeto. Una técnica que suele ser muy útil para controlar las peleas entre hermanos es usar una hucha donde deben meter una cantidad de dinero acordada por cada insulto, chivateo o agresión física que emitan. Esto promueve que quieran buscar otras formas para solucionar sus problemas.
- No entrar en los chivateos. Solo se debe castigar o regañar a un hijo si has visto lo que ha sucedido o estás 100% seguro. Hay que intentar ignorar o penalizar cuando los hermanos se chivan del otro pues esto puede generar mayor rivalidad entre ellos o la sensación de que el hermano es más querido que él.
- Ayúdales a que aprendan a comunicarse y resolver sus conflictos. Los niños no aprenden solos a gestionar sus problemas. Es bueno que como adultos les demos un modelo adecuado de resolución de conflictos. Si observan que para solucionar un problema en casa los padres también gritamos o usamos unas formas inadecuadas ellos repetirán el modelo; de la misma forma si observan que los adultos dialogamos, exponemos nuestras posturas, pedimos perdón y llegamos a acuerdos, ellos también tenderán a repetir esas estrategias. Además, es bueno que les ayudes a evitar las conversaciones en caliente y algunas veces hagas de mediador en sus discusiones. Una vez que hayan adquirido las estrategias de diálogo y negociación deben ser ellos los que resuelvan sus diferencias.
- Reuniones familiares. Una buena estrategia para fomentar una buena convivencia es generar un tiempo en el ambiente familiar donde cada uno pueda exponer los conflictos que tiene, las peticiones a otros miembros de la familia y comprometerse a cambiar él mismo algo. Además, es un buen momento para alabar las cosas que hacen bien y elogiar la posición que cada hijo tiene en la familia. Estas reuniones deben ser un momento positivo, no un momento para regañarles. El objetivo es generar un espacio de reflexión, de cohesión familiar y de crecimiento personal.
¡Esperamos que algunas de estas ideas os sean de utilidad!
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