Después del ámbito familiar es en el aula donde las diferencias de opiniones y los conflictos con adolescentes se suceden. Este mes queremos recordar que como maestros y profesores jugamos un papel importante a la hora de enseñar a nuestros estudiantes a resolver conflictos con nosotros y entre ellos. Recordemos que nosotros nos convertimos en modelos de rol que los chavales observan y como manejamos las situaciones difíciles son ejemplos sobre cómo ellos deberán después hacerlo. Como profesores activos debemos:
- Ayudar a expresar sentimientos dejando a un lado las acusaciones y utilizando frases que empiecen con “yo…”, que reflejen nuestros propios sentimientos y no se limiten a acusar a los demás.
- Enseñar a escuchar a los demás sin prejuzgar
- Enseñar a tener en cuenta el punto de vista de los demás y sus sentimientos, a ser empáticos
- Enseñar a hacerse responsable cada uno de lo suyo y pedir perdón si es necesario
- Enseñar a saber invitar al otro a resolver un conflicto cuando es necesario sabiendo que no necesariamente uno tiene que perder sino que ambos pueden ganar en una situación cualquiera.
- Facilitar el trabajar en los sentimientos y no actuar sobre los negativos (tampoco negarlos)
- Enseñar a no guardar rencor para poder mirar hacia delante
- Enseñar a practicar todo esto en el aula con nosotros mismos y con sus compañeros
Difícil tarea pero ¿y si lográramos que todos los jóvenes fueran capaces de resolver diferencias de opinión, que tuvieran la habilidad de sentarse a ver cómo ambos pueden ganar resolviendo cualquier diferencia? Tendríamos un mundo mejor, quizás no con menos conflictos pero si con más soluciones.