Las críticas positivas son las que favorecen el cambio a conductas más adecuadas, son las que no generan agresividad ni aumentan el enfrentamiento.
¿Cómo hacerlas?
- prepararla con antelación
- esperar a que se nos pase el enfado, para evitar la pérdida de control
- buscar el momento adecuado: próximo al problema, con tiempo, con tranquilidad ambas partes
- antes de hablar, pensarlo bien,
- describir el hecho que ha motivado el conflicto con objetividad, brevedad y claridad. Evitar generalizaciones (“siempre…”) y etiquetas (“eres…”)
- describir cómo nos hemos sentido (sentimientos negativos: tristeza, enfado…)
- dejar que se explique, escuchando sus razones, sin interrumpir
- centrarse en las SOLUCIONES: dejar claro cómo nos gustaría que actuase en la próxima ocasión y buscar alternativas conjuntas
- expresar nuestro convencimiento de que puede hacerlo, de que es capaz
- animarle a comprometerse con el cambio y reforzar si observamos que lo intenta
- elogiar y agradecer que acepte la crítica
si consigue el cambio, reconocer elogiándolo de manera honesta y sincera, aumentando la probabilidad de que repita el buen comportamiento.