Otros contenidos relacionados
Paz Gómez Ferrer, psicóloga y coach especializada en talento, habla de la empleabilidad en la sociedad del conocimiento. ...
La nutrición debería ser una asignatura obligatoria en los colegios
27 de diciembre de 2016
Siempre ha existido el mito del niño feliz donde se desestima la idea de que un niño pueda estar triste o tener una sintomatología asociada a la depresión. Pero la realidad es muy distinta, el 3% de los niños y el 5% de los adolescentes padecen un trastorno de depresión infantil, por tanto, la prevalencia es similar a la de este trastorno en la edad adulta.
Como padres es muy importante detectar los signos que pueden mostrar nuestros hijos que indican que está deprimido. Vamos a agrupar dichos síntomas en cinco esferas fundamentales:
Igual que ocurre en los adultos, cada menor presenta una sintomatología característica. No es necesario presentar todos los síntomas para afirmar que un menor sufre un cuadro depresivo. En muchos casos la depresión puede ir asociada con trastornos disociales (o negativistas), trastornos por déficit de atención, trastornos de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria y trastornos por abuso de sustancias.
Una vez que sabemos un poco más sobre la depresión infantil, la pregunta fundamental a responder es ¿Qué podemos hacer como padres?
Hay dos vías en las que es básico vuestro papel, a continuación las desarrollamos.
En primer lugar, como en casi todos los problemas psicológicos, es esencial la prevención. Desde que son pequeños nuestros hijos, no negarles nada ni poner límites a su conducta es una estrategia desacertada. El niño mimado se torna más exigente, soporta menos el infortunio y se derrumba antes ante contratiempos banales. Por ello, un objetivo básico es enseñar a nuestros hijos a posponer las gratificaciones y a soportar los inconvenientes que a diario plantea la vida. Cuando son más pequeños, su educación va a depender mucho de premios y castigos, pero en la medida que vayan creciendo es fundamental que se fomente cada vez más su autonomía y que la motivación pase de ser extrínseca a intrínseca. Además, es trascendental enseñar a nuestros hijos a afrontar los problemas y no caer en la tentación de solucionárselo todo, parte de este aprendizaje es respetar a los demás, tener paciencia y resolver diferentes conflictos cada vez con menor ayuda.
En segundo lugar, es importante observar a nuestros hijos y encontrar momentos para poder comunicarnos de forma efectiva con ellos. Ambas cosas son la clave para poder detectar los primeros síntomas y signos de la depresión. Es primordial que en el momento que se empiezan a observar varios de estos síntomas se acuda a un profesional para que realice un buen diagnóstico y se pueda intervenir cuanto antes. Además, como padres, va a ser necesario participar de una forma activa en el tratamiento, el cual suele abordar tres claves: el aumento de actividades agradables, un programa de educación emocional y la reestructuración cognitiva.
Esperamos que estas nociones sobre la depresión infantil os sean de utilidad. Recordad que para cualquier duda o consulta podéis contactar con nosotros y la resolveremos con la mayor brevedad posible.
8. La armadura - Metáforas ACT para liberarte de la tiranía de la mente ...
Paz Gómez Ferrer, psicóloga y coach especializada en talento, habla de la empleabilidad en la sociedad del conocimiento. ...
La nutrición debería ser una asignatura obligatoria en los colegios
Buscamos centros educativos
comprometidos con la formación en valores
de los jóvenes como el mejor complemento
para su formación académica.
© Fundación Lo Que De Verdad Importa.