16 de julio de 2018
NOS VAMOS A SEPARAR, ¿CÓMO AYUDAR A NUESTROS HIJOS EN ESTE PROCESO?
El número de separaciones o divorcios en los últimos años es muy alto. En España se estima que más de un 60% de los matrimonios terminan en divorcio. Y aunque este proceso siempre es complicado, cuando hay hijos menores de por medio la situación es aún más delicada.
Hay que tener en cuenta que la separación de los padres no siempre conlleva una afectación a nivel emocional en los hijos. Muchas veces los niños se encuentran más tranquilo tras la separación, ya que previamente el ambiente familiar estaba cargado de conflictos y sufrimiento y esta situación sí repercute de una manera directa en los menores.
Lo que sí está claro es que una separación supone cambios significativos en la vida de los hijos. Por ello hay que tener especial cuidado a la hora de proceder y gestionar este tema con ellos, con el objetivo de reducir su posible malestar emocional y las repercusiones en el plano psicológico que les pudiera ocasionar.
Por eso, queremos daros algunas indicaciones sobre aspectos importantes a tener en cuenta.
- Comunicar la noticia de una forma correcta es una de las cosas más importantes. Hay una serie de aspectos que se debe tener en cuenta:
- Dar la noticia en un momento tranquilo y en un ambiente familiar, días antes de que se vaya a producir la separación física de una de las partes.
- Sería aconsejable que esta conversación se produzca con ambos padres a la vez. Siempre que ambos puedan gestionar la situación sin que lleve a una discusión en presencia de los menores.
- Es mejor comunicar la noticia una vez que esté la decisión totalmente tomada y plantearlo como algo definitivo. Marearles con cambios de opinión o plantearles la posibilidad de una futura reconciliación no es una buena idea. Los niños, como también nos pasa a los adultos, la emoción que peor gestionan es la incertidumbre, y si les trasmitimos que hay una puerta abierta a la reconciliación lo único que hacemos es que el nivel de malestar sea mayor y más duradero.
- No hablar de culpables. Siempre es mejor plantear la separación como una decisión compartida por los padres y no emitir reproches al padre que haya tomado la decisión (en caso de que sea una decisión unilateral). Es muy importante verbalizar que en ningún caso es culpa de ellos.
- Explicarles la situación futura lo más detallada posible. Es importante que tengan claro cuándo van a estar con cada padre, intentar trasmitirles que van a tener dos casas, que ambos padres van a seguir queriéndoles y cuidándoles como hasta ahora. Cuanta más información les demos, menor será la ansiedad a la que se tendrán que enfrentar.
- Dejar espacio para las preguntas, para la expresión de emociones y entender que es un momento complicado y que cada niño puede reaccionar de una forma muy diferente.
- Intentar que la rutina diaria de los menores cambie lo menos posible. Es aconsejable que la separación no suponga también un cambio de colegio, extra-escolares, amistades, etc. En la medida que ellos entiendan que su vida no va a sufrir grandes variaciones, asumirán mejor los cambios necesarios que se tengan que dar y se podrán ajustar de una forma adecuada a ellos.
- Una vez que se ha establecido una custodia compartida o exclusiva se debe cumplir con los tiempos establecidos con cada uno de los padres. Cuando por ejemplo el niño espera ver a uno de los padres el fin de semana y este de forma frecuente cambia los días de visitas o no cumple con el régimen establecido, el niño puede sufrir al sentir la ausencia y además vivirá con mayor ansiedad al no tener una rutina fijada.
- No hablar mal del otro progenitor. Aunque parece algo obvio, es muy frecuente que los hijos de padres separados cuenten que su madre o su padre hablan mal del otro progenitor o de las nuevas parejas que puedan tener unos u otros. Hay que tener cuidado no solo de no decirles directamente a ellos comentarios negativos sobre el otro, sino también tener precaución en que no escuchen conversaciones que tengamos con otras personas criticando a nuestra expareja.
- Y por último, mantener una vía de comunicación entre ambos padres para poder consensuar normas, límites, pautas educativas, etc. Cuanto más parecida sea la rutina y las normas en ambas casas, menos conflictos habrá con el menor. Esta comunicación debe ser entre adultos, no utilizando al menor de trasmisor de mensajes entre uno y otro.
Esperamos que estas pautas os sean útiles.
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