No es raro encontrar niños o adolescentes que vivan con miedo y agobio el hecho de ir al colegio. La fobia escolar consiste en la presencia de unos niveles altos de ansiedad asociados a estar en el contexto escolar (ya sean clases o exámenes) que suelen derivar en una evitación del colegio o instituto.
Hay que tener en cuenta, que esta elevada ansiedad se puede manifestar en forma de somatización (dolores de cabeza, síntomas estomacales, fiebre… sin causa física justificada) que a su vez puede propiciar el absentismo escolar durante semanas o incluso meses.
¿Cuáles son las causas para que un alumno desarrolle fobia escolar? Las causas son diversas, algunas de estas pueden: cambios de domicilio o escuela, separación de los padres, fracaso académico o alto nivel de exigencia-perfeccionismo, falta de habilidades sociales y/o estar sufriendo acoso escolar.
Conviene detectar las causas que están originando la ansiedad y el rechazo a ir al colegio de cara a intervenir y ayudar de forma más efectiva al menor.
¿Qué podemos hacer desde el colegio o instituto? Os proponemos unas sencillas pautas que se pueden llevar a cabo:
- Siempre que hay una necesidad especial con un alumno, se recomienda coordinarse tanto con la familia como con el equipo de orientación. Esto resulta especialmente importante en estos casos debido a que la fobia escolar se desarrolla muy rápidamente. Una vez que empieza a haber situaciones de escape o evitación del colegio, tiende a ser más compleja la recuperación.
- Si el alumno se encuentra mal o se observan indicadores de ansiedad (está agitado, comienza a llorar, suda en exceso, se pone pálido, etc.), hay que proporcionarle un lugar dentro del aula en el que pueda relajarse. Acompáñale a ese lugar y ayúdale a respirar hasta que se encuentre mejor. Si la ansiedad es muy intensa, acompáñale a otro sitio más tranquilo hasta que se relaje.
- No insistas en que no le pasa nada, ya que esto puede hacer aumentar su nivel de estrés.
- Proporciónale actividades o tareas para mantenerle activo y que así reduzca la focalización en las sensaciones de ansiedad. Los tiempos muertos o las actividades excesivamente mecánicas y repetitivas pueden favorecer que un alumno con ansiedad escolar centre su atención en lo que siente, por lo que tareas que le supongan un reto reorientarán esta atención hacia la tarea.
- Anticípate a las situaciones que le generan más estrés en la rutina escolar para intentar reducirlo. Por ejemplo, si la entrada al recreo es muy ruidosa, permítele esperar o entrar un poco antes, cuando son más pequeños ayuda encomendarles una tarea como puede ser preparar algo de material, organizar la fila, etc. Otra situación que genera ansiedad con frecuencia son los exámenes. Permítele realizarlos en otro espacio o a primera hora para evitar las anticipaciones negativas.
- En caso de que el alumno haya dejado de ir a clase durante días o semanas, se recomienda trabajar con un profesional especializado de cara a realizar de una manera progresiva la vuelta del niño al contexto escolar. Puede ser aconsejable pautar el comienzo asistiendo solo unas horas (las que le sean más fáciles y agradables), y posteriormente aumentar el número de horas así como retomar progresivamente la realización de exámenes y pruebas de evaluación.
- Es importante que el alumno mantenga el contacto con el colegio a pesar de que no asista a las clases. Para ello es bueno que se le pidan tareas y deberes para realizar cada día en casa. De esta manera evitamos que al estar demasiado tiempo fuera del colegio, se desconecte de las materias y el nivel de ansiedad aumente solo por el hecho de verse perdido.
Esperamos que estas breves pautas os sean de utilidad.