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11 de junio de 2018
Periodos de estrés en el trabajo o estudios, baches en la relación de pareja o la pérdida de un familiar… Todos hemos sufrido —y sufriremos— situaciones traumáticas en nuestra vida. Sin embargo, no todos respondemos de la misma manera ante situaciones similares. A este respecto, desde hace algún tiempo podemos escuchar con frecuencia la palabra “resiliencia”, aunque no siempre viene acompañada de una explicación clara de qué significa o qué es. La resiliencia se define como la capacidad que tiene una persona para sobreponerse a una situación difícil o especialmente traumática en su vida. Pero desde la psicología a esta definición se le añade una particularidad más: la resiliencia es la capacidad de una persona no solo de sobreponerse a esta vivencia difícil sino ser capaz de aprender de ella y salir fortalecido, para afrontar situaciones futuras.
¿Qué características tienen las personas resilientes? Según los investigadores Wolin y Wolin, se pueden resumir en siete:
Con estas características, es normal que la resiliencia sea una de las grandes cualidades positivas que una persona puede tener. Aún no se la conoce tanto como deberíamos, y existen aún muchas cuestiones en torno a su desarrollo. Algunas de las estas dudas más frecuentes son:
¿Es innata o es una habilidad aprendida? La resiliencia no es una habilidad innata. No está en nuestros genes, sino que se trata de una capacidad que podemos ir desarrollando. Esto es un elemento esencial, ya que significa que todas las personas tienen la posibilidad de convertirse y llegar a ser resilientes. Las diferentes situaciones por las que una persona pasa a lo largo de su vida son el caldo de cultivo perfecto que permiten ir conformando y perfilando esta habilidad.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a desarrollarla? Aunque, como hemos comentado, la resiliencia se genera al enfrentar situaciones complicadas, en ningún caso entendemos como razonable enfrentar a nuestros hijos a peligros o ambientes agresivos. Sin embargo, hay otras cosas que sí podemos hacer. Como padres podemos ayudar a nuestros hijos a desarrollar esta capacidad en diferentes contextos:
En definitiva, la resiliencia puede llegar a convertirse en una capacidad fundamental. Si la trabajamos con nuestros hijos, permitirá que consigan afrontar situaciones difíciles y tengan la capacidad de superarlas.
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