Oír y escuchar son cosas diferentes. La escucha activa requiere de un esfuerzo por nuestra parte. Cuando escuchamos ponemos intención, intención de comprender lo que el otro nos quiere decir, de ponernos en su lugar, de mostrar interés…
Cuando escuchamos activamente, incentivamos que la otra persona nos siga contando, sabemos cuándo es mejor intervenir y cuándo lo que contamos interesa.
Sin embargo, a menudo caemos en los típicos errores que nos alejan del otro como pueden ser:
- Interpretar erróneamente su mensaje.
- Deducir lo que piensa sin que nos lo aclare.
- Pensar en lo siguiente que queremos decir desatendiendo a quien nos habla.
Vamos a ver en qué consiste exactamente la escucha activa:
- El lenguaje no verbal (es decir corporal) debe componerse de:
- Contacto visual.
- Postura incorporada y dirigida al otro.(No realizar otra actividad mientras se nos habla)
- Emitir señales acordes con lo que nos cuenta como sonreír o asentir con la cabeza.
- El lenguaje verbal debe comprender:
- Parafrasearde vez en cuando lo que el otro nos dice, repitiendo por ejemplo la última palabra de su frase.
- Utilizar sonidos de aprobacióncomo “ahá”, “Umm, Umm…”
- Emitir respuestas de reafirmacióny reconocimiento como “ya veo”, “así es”, “claro”, “tienes razón”.
- Resumir brevementelo que nos acaba de contar, como forma de cerciorarnos “Osea que…”, “si no te he entendido mal…”
- Hacer breves preguntas para aclararalgún punto en concreto cuando no hayamos entendido bien o necesitemos más información.
- Ponernos en su lugar“imagino cómo te sientes”, “entiendo que…”
Ambos lenguajes deben estar sintonizados. Por muchos “ahá” que utilicemos, si no miramos a los ojos estaremos enviando un mensaje incoherente y se percibirá.
Y como decía, es fundamental no juzgar, dado que caeríamos en interpretar de forma subjetiva su vivencia y no nos llevaría a ningún entendimiento.
Como ves, no son pautas complicadas, lo más complicado es mantener la atención, y sobre todo QUERER ENTENDER al otrointentando ver con sus ojos, escuchar con sus oídos y sentir con su corazón. Porque la realidad es que normalmente tenemos más interés en dejar claro lo que pensamos que en escuchar.
Terminamos con una frase que nos puede ayudar a no perder el foco en este mundo tan ruidoso en el que nos encontramos:
Tenemos dos oídos y una boca, para escuchar el doble de lo que hablamos. Epíteto