6 de noviembre de 2017

SER MAESTRO TUTOR

Dentro de la docencia una de las funciones más complejas es la de ser tutor académico. Ser tutor implica ser profesor, orientador, coordinador, catalizador de inquietudes y sugerencias, conductor del grupo y experto en relaciones humanas.

Por todo ello, son muchas las funciones y capacidades debe tener un buen tutor académico.  En nuestra experiencia los tutores son las figuras claves para ayudar a los jóvenes en las diferentes problemáticas que surgen. Como nos parece un papel tan importante y necesario, vamos a tratar brevemente cuatro de las funciones principales del tutor.

  1. Educación en valores. Sin quitar importancia al aprendizaje de contenido curricular, nos parece fundamental que los jóvenes se conozcan a ellos mismos, aprendan valores como el respeto, la cooperación, la igualdad, la tolerancia, la resiliencia, la empatía y aprendan habilidades para relacionarse con otros (habilidades sociales) y para detectar,  gestionar y expresar sus emociones (inteligencia emocional). Todo esto ayudará a que los jóvenes crezcan a nivel humano y fortalezcan su propia autoestima.
  2. Detección de problemas. Otro aspecto que nos parece fundamental es la observación de indicadores de riesgo y detección de problemas psicológicos. En la mayoría de los casos, los jóvenes no suelen contar si tienen problemas personales o dificultades en su relación con otros, pero si muestran una serie de comportamientos y actitudes que demuestran que algo no está funcionando bien. Poder observar los indicadores, hablar con los jóvenes y derivar a una persona especializada, es la mayor de las ayudas que se les puede dar. Sabemos que esto no es una tarea sencilla, por ello volvemos a compartir con vosotros los enlaces de diferentes artículos que hemos escrito sobre detección de distintas problemáticas
    1. Bullying / acoso escolar
    2. Problemas de alimentación 
    3. Abuso sexual infantil
    4. Depresión  
  3. Comunicación con la familia. La familia es, al igual que el centro escolar, una parte fundamental de la educación de los jóvenes. Por tanto es imprescindible que haya una continua coordinación y que ambas líneas vayan de la mano. Como se suele decir «cada familia es un mundo», por ello el tutor tiene que tener una gran habilidad para ser capaz de adaptarse a cada familia y construir junto a ella un terreno de crecimiento para los jóvenes. En futuros post hablaremos sobre estrategias para establecer esta coordinación.
  4. Motivación y asesoramiento académico. ¿Cuántos jóvenes dicen que estudiar es un rollo, que no les gusta, que quieren dejarlo? La respuesta claramente es muchos. La falta de motivación es clara. Tal vez porque no encuentran el sentido a seguir estudiando, o bien porque tienen dificultades que no saben cómo solventar, o se sienten desmotivados con el futuro que les puede esperar, o simplemente no saben lo que quieren. Por todo ello, de nuevo la figura del tutor es irremplazable. Conseguir que aumente la motivación de los alumnos en clase  , hará que mejoren los resultados académicos y haya menos jóvenes que se planteen dejar de estudiar. Pero igual de importante es conocer la situación personal-motivacional de los estudiantes, y para ello no hay nada mejor que hablar sobre sus intereses, inquietudes, sueños…y ayudarles a desarrollarse junto con el entorno familiar.

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