19 de junio de 2016

SÍNDROME DE BURNOUT Y ESTRÉS EN LA DOCENCIA

El ejercicio continuado de la docencia bajo ciertas condiciones, puede generar un cúmulo de sensaciones que producen un importante desgaste personal conduciendo a la persona a una situación de estrés crónico. El cansancio emocional derivado de este estrés crónico, puede culminar en el llamado síndrome Burnout.

Lamentablemente, la figura del profesor en nuestra sociedad, no goza del prestigio del reconocimiento que nos gustaría. El profesorado suele ser duramente criticado, tanto por acomodarse a un tipo de modelo educativo que parece contar con innumerables lagunas, como por su manera de gestionar algunas de las dificultades presentes en el aula (acoso escolar, déficit de capacidades o habilidades, adicciones, malos hábitos, etc.).

A veces resulta difícil concretar las funciones que debería abarca el rol de profesor. Muchos se ven sobrepasados, abrumados y confundidos al encontrarse con situaciones para las que no están preparados dada la variedad y particularidad inevitable de cada caso. A la larga, esta vivencia conlleva que el profesorado se sienta personalmente y profesionalmente frustrado.

Algunos autores definen el Burnout como “un síndrome de cansancio emocional que lleva a una pérdida de motivación y progresa hacia sentimientos de inadecuación y fracaso”. Añadimos a continuación una serie de síntomas y características que suelen estar presentes cuando se experimenta este síndrome:

–          Síntomas psicosomáticos: Cefaleas, dolores musculares, molestias gastrointestinales, insomnio, cansancio.

–          Síntomas conductuales: Absentismo laboral y problemas relacionales.

–          Síntomas emocionales: Irritabilidad, hipersensibilidad, impaciencia, sentimientos depresivos (falta de realización personal, autoevaluación negativa, baja autoestima, pérdida de ilusión…) o ansiedad que acaba repercutiendo en la capacidad de atención y en el rendimiento laboral.

–          Actitud defensiva mediante la que se desplazan los sentimientos hacia los propios alumnos u otras situaciones o personas no relacionadas con el ámbito laboral.

 

Tomar conciencia de estos síntomas y atribuirlos a un síndrome es el primer paso para su afrontamiento. A partir de ahí, podrás dirigir tu energía en aprender a gestionarlo. Proponemos a continuación una serie de estrategias e ideas que os pueden ayudar en ese afrontamiento:

–          Fortalece tu red de apoyo social: Retoma el contacto con antiguas amistades, y trata de participar en más planes sociales. Si no sabes por dónde empezar, prueba apuntándote a una actividad.

–          Haz ejercicio físico: Un paseo diario de 30 minutos puede producir efectos tranquilizantes significativos.

–          Combina ejercicios de respiración con técnicas de relajación física o mental, como la Relajación Progresiva de Jacobson o la práctica de Yoga o Mindfulness.

–          Estrategias organizacionales: Organiza tu agenda semanal de trabajo con antelación, establece claramente cuáles son las funciones que te corresponden, participa en el trabajo en equipo, y establece líneas claras de autoridad y responsabilidad.

–          Busca el apoyo de tus compañeros.

–          Separa los tiempos laborales de los extra-laborables: Desarrolla inquietudes e intereses no relacionados con el ámbito laboral, te ayudará a enriquecer tu vida y crear tu propio espacio de evasión y disfrute.

–          Desarrolla habilidades asertivas: Aprende a expresar tus sentimientos, deseos y necesidades de forma libre y orientada al logro de tus objetivos respetando los puntos de vista del otro.

–          Aprende técnicas de resolución de problemas: D’Zurilla y Goldfried desarrollaron un modelo de resolución de problemas para ayudar a las personas en la toma de decisiones y en la búsqueda de soluciones adecuadas:

  1. Identifica el problema.
  2. Busca posibles soluciones.
  3. Analiza y pondéralas alternativas.
  4. Elige los pasos que debes dar para poner en práctica la alternativa elegida.
  5. Evalúa los resultados obtenidos.

–          Trabaja tu diálogo interno: Esta es una de las claves del tratamiento del Burnout que se trabaja en el ámbito terapéutico cognitivo-conductual. Consiste en la modificación de los pensamientos negativos automáticos tomando conciencia de ellos y tratando de evaluarlos de forma racional y objetiva para concederles la importancia adecuada. Así mismo, la modificación de los pensamientos distorsionados (pensamientos catastrofistas, generalizaciones, minimización de lo positivo, etc.) nos permitirá interpretar lo que nos ocurre de manera más objetiva y adaptada a la realidad.

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