13 de noviembre de 2018
TENGO UN HIJO CON TDAH
Entre un 6 y un 10% de los niños/adolescentes en España tiene un diagnóstico de trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), este es el trastorno del neurodesarrollo infantil más frecuente.
Dentro del diagnóstico de TDAH se engloban dos perfiles muy distintos, por un lado los niños con dificultades predominantemente atencionales y por otro lado los niños con dificultades de hiperactividad e impulsividad.
En cualquiera de los casos, la tensión y los conflictos en el ambiente familiar suelen ser altos. Los problemas a nivel académico y los problemas de conducta asociados suelen generar un alto número de interacciones negativas entre padres e hijos. Por ello, creemos que es fundamental mejorar la comunicación en el ambiente familiar.
A continuación os planteamos algunas pautas de comunicación positiva:
- Quitar etiquetas: en muchos casos los hijos se comportan de acuerdo al rol que se les ha dado o dejándose llevar por la etiqueta que se les ha puesto. Por eso es necesario siempre hablar de conductas o comportamientos inadecuados y no atribuir a la persona lo que ha hecho negativo como un rasgo (ej. en vez de decir “eres insoportable o eres un vago” decir “cuando gritas te comportas de forma inadecuada” o “te comportas de manera irresponsable al no estudiar”).
- Señalar lo positivo: cuando solo señalamos lo negativo, lo único que hacemos es marcar aquellas conductas no adecuadas, pero no estamos potenciando conductas positivas. Por ello, es fundamental señalar de forma explícita cualquier cosa positiva que haga nuestro hijo. Sin embargo, en los casos de TDAH es muy frecuente que el desgaste familiar sea tan alto que cueste detectarlas, pero el mayor esfuerzo tiene que ser este. Cuando nuestro hijo empieza a detectar que la mayor parte de la atención viene marcada por las cosas positivas que hace, es muy probable que estas aumenten y el clima familiar mejore.
- Dar mensajes claros: un chico con problemas atencionales es frecuente que desconecte ante mensajes largos. Es preferible que los mensajes que demos sean claros, concisos y especificando de forma directa lo que se espera del menor. Además debemos transmitir los mensajes con una actitud firme y segura. (ej. en lugar de decir “Juan recoge tus cosas”, decir “Juan lleva tu mochila a tu habitación”).
- Cuidar la parte no verbal: es importante que sea congruente lo que decimos a nivel verbal y no verbal. Además en el caso de los chicos con TDAH es muy importante que cuando hablemos con ellos intentemos que la comunicación sea cara a cara (no hablar de una habitación a otra), y procurando que haya contacto ocular.
- Elegir un buen momento para hablar: es mejor elegir un momento de calma para señalar algo a nuestros hijos, si utilizamos un momento donde ellos o nosotros estemos enfadados, es muy probable que el mensaje no les llegue de forma adecuada y solo consigamos activarles más y aumentar el conflicto. Por ello en momentos de conflicto es mejor señalar con una instrucción clara la conducta inadecuada y el coste o petición de cambio y más tarde, en un momento de calma, sentarnos para hablar sobre lo ocurrido.
- Elegir un ambiente adecuado: es preferible que hablemos en un contexto con pocos distractores, por ello es mejor no hablar mientras se está viendo la televisión o jugando a un videojuego.
- Mejorar la habilidad de escucha: para que exista una buena comunicación, es importante saber situarse en el lugar del otro, en su mundo de significados, en su propia piel. Una escucha activa y eficaz no supone entender y responder con una solución a lo que el interlocutor dice, más bien supone comprender mental y afectivamente la información que nos llega del otro, entender su experiencia desde la perspectiva de quien nos habla, y es recomendable que los padres sepan reflejar verbalmente lo que comprenden del mensaje de su hijo. Escuchar con calma, preguntar sobre aspectos que no se comprenden bien, no mostrar desacuerdo ni dar consejos, o proponer una solución que permita expresar libremente las frustraciones, miedos, deseos y otros estados emocionales, hace que el propio menor reflexione sobre lo que le ocurre y pueda pedir ayuda o resolver el problema.
Además de estas recomendaciones, te aconsejamos volver a leer el artículo sobre cómo reducir las conductas negativas en casa.
¡Esperamos que estas indicaciones os puedan ser de ayudar!
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