18 de marzo de 2019
USO DEL MÓVIL EN EL AULA
Imagino el reto que supone para los profesores tener que lidiar con el uso que hacen del móvil los alumnos durante las clases.
Hasta hace muy poco no teníamos estudios estadísticos que nos hablasen de las consecuencias que tiene un uso acentuado de las nuevas tecnologías en el desempeño académico, pero cada vez van floreciendo más investigaciones que nos permiten tomar conciencia, predecir y por tanto ajustar nuestra intervención ante este fenómeno. En cualquier caso sigue siendo un fenómeno relativamente nuevo y como ya sabemos, la tecnología avanza mucho más rápido que nuestra capacidad para manejarla de forma saludable y controlada.
Las investigaciones más recientes corroboran nuestras sospechas, y es que a mayor uso que hacen los jóvenes de los smartphones, peores resultados reflejan en su desempeño académico.
Como podíamos suponer, los resultados indican que el uso de los smartphones en las aulas tiene un impacto negativo en el aprendizaje. Sin embargo no solo afecta su uso cuando se da dentro de las aulas, sino que el uso habitual de la tecnología fuera de las mismas también afecta al rendimiento académico.
Las funciones ejecutivas son las más afectadas. Estas se refieren a “todas las actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas” (Bauermeister, 2008), como pueden ser la toma de decisiones, ver una película, leer, escuchar en clase o estudiar.
La tecnología usada como multitarea, es decir mientras se está realizando otra actividad, reduce el desempeño en dicha actividad al tener la atención dividida y por lo tanto dispersa en distintos temas al mismo tiempo.
Incluso Rosen, Carrier et al. (2013) mostraron en sus estudios como el tiempo que aguantan concentrados muchos jóvenes a la hora de estudiar, se reduce a menos de 15 minutos al distraerse fácilmente chateando o navegando en redes sociales.
FOMO (Fear of missing out) o miedo a perderse algo, se refiere al miedo, la preocupación y la ansiedad que una persona puede experimentar al no estar en contacto con los eventos, experiencias y conversaciones que están ocurriendo alrededor de su círculo social amplio. Es una ansiedad tecnológica, o dependencia tecnológica, que aparece ante la ausencia de tecnología.
Cheever, Rosen, Carrier, and Chavez (2014) observaron un incremento diferencial de la ansiedad en los jóvenes que se encontraban en un entorno donde el uso del móvil estaba restringido (como puede ser durante 1hora de clase en el aula.) Este incremento era distinto en función del uso habitual que hacían del mismo fuera del aula. De esta manera, aquellos alumnos que hacían mayor uso de su smartphone durante el día, mostraban signos de ansiedad a los 10 minutos de clase, mientras que los que hacían un uso moderado mostraron un incremento de ansiedad a mitad de la clase que se mantenía estable hasta el final. Por último aquellos que menos usaban los smartphones durante el día no mostraron un incremento de ansiedad.
Además de todo lo anterior, no debemos olvidar como el uso ilimitado que hacen los jóvenes de su smartphone también repercute negativamente en su calidad de sueño generando problemas de insomnio. En concreto es el miedo a perderse algo (FOMO) lo que les lleva a no desconectar ni para dormir lo necesario. Habrá que tener en cuenta este factor también a la hora de analizar su rendimiento en el aula.
A partir de aquí, hay diferentes alternativas a la hora de abordar esta realidad en el aula y con el tiempo habrá que ir valorando la efectividad de las distintas iniciativas. Lo más lógico parece establecer unas normas de uso responsable unidas a una educación sobre el uso de la tecnología.
No debemos olvidar que se trata de un problema que afecta a todas las áreas de la vida de la persona, por lo que si no se atiende al uso habitual que los jóvenes hacen de la tecnología fuera del aula, difícilmente vamos a conseguir que sean capaces de adaptarse a un entorno de uso restringido.
Para terminar vemos brevemente algunas de las medidas que actualmente se llevan a cabo para su gestión:
- Concienciar sobre el uso que hacen de los smartphones y escuchar su opinión respecto al mismo, valorando el impacto que tiene su uso durante la clase así como en otros entornos.
- Crear un contrato junto con los alumnos, donde se recojan los acuerdos a los que se ha llegado para el uso del smartphone y las consecuencias de su incumplimiento.
- Establecer tiempos de uso, bien al finalizar la clase o bien durante la misma.
- Dejar los móviles fuera del alcance durante el tiempo de uso restringido.
- Permitir su uso solo en los tiempos libres.
- Prohibir la entrada de smartphones en el entorno escolar y en caso de necesidad dejarlos en secretaría donde los guardarán hasta que se necesiten.
- Requisar el móvil al alumno si lo usa fuera de lugar, (conviene contar con una autorización previa de los padres).
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